La inversión mundial en el cambio hacia la energía verde ascendió a 1,1 billones de dólares.
El año 2022 fue un año de buenas noticias si hablamos de transición energética. Todo un récord hasta la fecha.
Son los datos extraídos de un informe del grupo de investigación de energía limpia BloombergNEF, en los que se pone de manifiesto que se trata de una rápida aceleración respecto al año anterior. ¿La explicación? Sin duda, la crisis energética ha supuesto un despliegue más rápido de las tecnologías en bajas emisiones de carbono.
El primer año en el que la inversión en la transición energética igualó la inversión global en combustibles fósiles
La inversión anual en energía renovable, transporte y calefacción electrificados, almacenamiento de energía y otras tecnologías alcanzó los 1,1 billones de dólares. La misma cifra que acompañó a los segmentos upstream, midstream y downstream de petróleo y gas, y hacia la generación de energía a partir de combustibles fósiles sin tecnología de reducción de emisiones.
El salto más importante hasta el momento
Nunca antes la inversión en energía de descarbonización había superado el billón de dólares. De hecho, y respecto a datos del 2021, el aumento interanual fue de más de 250.000 millones. Pero, ¿cómo se distribuyó esta importante inversión? Principalmente, en dos importantes ámbitos para el futuro:
- La energía renovable: un sector impulsado por las crecientes instalaciones de energía eólica y solar, con más de 350 gigavatios de activos construidos.
- El transporte electrificado: que crece a un ritmo de infarto, con las ventas de más de 10 millones de vehículos eléctricos en todo el mundo.
Récord también para las energías renovables
Así es. La inversión mundial en energías renovables se acercó por primera vez al medio billón de dólares. Por un lado, la inversión en energía solar se disparó un 36% interanual, hasta 308.000 millones de dólares. Por otro, la inversión en energía eólica se mantuvo estable en 175.000 millones de dólares.
Es importante decir que, aunque son datos esperanzadores y aunque se trate de la inversión más alta de la historia, las cifras se quedan cortas. Según las estimaciones de BNEF, se necesita mucho más para estar en la senda de las emisiones mundiales netas de carbono cero en 2050.