Una casa pasiva es una edificación eficiente que busca reducir al máximo la demanda energética del edificio mediante estrategias de diseño global. O, dicho de otra manera: las casas pasivas son aquellas que se valen de la arquitectura bioclimática para obtener una construcción de alta eficiencia energética.
¿Has oído hablar de ellas? La primera casa pasiva en España se edificó en 2009. Desde entonces, mucho se ha comentado acerca de sus beneficios. Hoy en Barney&Co queremos profundizar sobre este tipo de construcción pensada para reducir las necesidades energéticas a la vez que se garantiza un elevado confort interior para sus habitantes.
¿Hay algunos condicionantes a la hora de crear una casa pasiva?
La respuesta es sí. Y vamos a resumirlos:
- Su localización geográfica: la posición de la casa establece un clima determinado, así como su orientación.
- Su condición climática: hoy en día podemos conocer horas de sol, volumen y frecuencia de precipitaciones, humedad, temperaturas máximas y mínimas…
- Función de la casa: hay que definir si va a ser un espacio de trabajo, una vivienda habitual, una segunda residencia…
- Número de habitantes y sus rutinas: es importante conocer cuál será el uso que se hará de la casa (espacios que más se necesitarán y en qué momento del día se utilizarán).
- La forma del edificio y su relación con el entorno que le rodea.
¿Cuáles son los principios básicos de las casas pasivas?
Fue a finales de los 80 cuando la arquitectura comenzó a fijar las bases para obtener del estándar ‘Passivhaus’ o casas pasivas. Un estándar que, aquí en España, implica un ahorro del 60% en consumo energético frente a las viviendas convencionales.
La construcción de casas pasivas no implica el uso de un tipo de producto, material o estilo arquitectónico determinado. Estamos hablando más bien de la optimización de los recursos existentes a través de técnicas pasivas. Un concepto que se centra en los siguientes elementos arquitectónicos, recogido en la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP):
1. Un diseño bioclimático
Tanto si se trata de una casa de obra nueva como de una rehabilitación, el diseño de las casas pasivas siempre se realiza teniendo en cuenta factores como el clima, la orientación, la compacidad del edificio, la protección solar, etc.
2. Un excelente aislamiento térmico
Las casas pasivas deben tener un correcto aislamiento térmico de baja transmitancia, que aísle la casa del exterior impidiendo que el calor escape en invierno y que este entre en verano. El aislamiento se coloca en muros, cerramientos o cubiertas, consiguiendo así que la envolvente del edificio mejore sus prestaciones térmicas.
3. La ausencia de puentes térmicos
Los puentes térmicos son los puntos débiles de la estructura de la casa por donde se puede perder energía (como las esquinas, las juntas o los ejes). Detectar y subsanar estos puntos es de vital importancia si se quiere conseguir una casa pasiva.
4. La hermeticidad adecuada
Todos los cerramientos de las viviendas pasivas deben aseguren la estanqueidad de la casa, consiguiendo un efecto de hermeticidad que evite las pérdidas de calor. Con esto, se consigue: por un lado, eliminar las corrientes interiores de aire y, por otro, eliminar también la propagación de ruido en el aire desde el exterior al interior.
5. Puertas y ventanas de altas prestaciones
Las carpinterías elegidas para las casas pasivas deben ser de altas prestaciones: generalmente vidrios triples, con gases bajo emisivos en sus cámaras, y marcos y perfiles aislantes. Además, tienen que orientarse adecuadamente para que el sol pueda calentarlas en invierno y haya un buen control solar en verano.
6. Ventilación mecánica con recuperación de calor
Nos referimos a la ventilación continua sin pérdida de calor o frío. Esta es el centro de cualquier edificio pasivo: la que permite ventilar de manera continua el interior de los edificios sin perder su temperatura y, además, con una alta calidad del aire.
7. El diseño de protección solar
Gracias a un estudio exhaustivo del diseño y estrategias para la protección solar, se trata de evitar que se pueda producir algún tipo de sobrecalentamiento del edificio.